Allá Carrera de ratas nunca dejará de impresionarme. El mundo capitalista posee recursos inagotables e insospechados para moldear nuestras vidas, succionar nuestros ingresos y hacernos trabajar. Recientemente he tenido tres ejemplos de ello que me gustaría compartir con ustedes.
Hace unas semanas, invité a comer a un grupo de amigos. Unos días antes de la comida, una de las chicas me dijo que se había convertido recientemente al veganismo y me preguntó si podía traer su propia comida, ya que yo soy carnívoro desde el principio. Por mí no hay problema, incluso me ofrezco a cocinar algo especialmente para ella, pero prefiere traer "sus propios productos". El día en cuestión saca una bolsa, obviamente de uno de nuestros gigantes minoristas suizos, de una especie de pseudo filete picado envuelto en plástico. Lo pongo en la sartén, preguntándome cómo se cocina un filete sin carne, ya que el concepto de "poco hecho" es totalmente irrelevante en este caso. Me pregunto sobre todo qué hay dentro. Como sé algo de cocina y nutrición, ya me estoy formando una divertida imagen mental de las instrucciones escritas en letra pequeña en la parte posterior del envase, que he ignorado y tirado a la basura, por cortesía hacia mi invitado. Tampoco es que sea un residuo cero. Cuando terminó la comida y los invitados se marcharon, me tiré a la basura en busca del objeto que había despertado mi curiosidad. No eché nada en falta. Lleno de porquerías como almidón de maíz modificado E 1442, espesante E 461, aromas varios... Aún más sorprendente: ¡azúcar y zumo de naranja! En definitiva, el contenido en proteínas es bajo en comparación con la carne (14 g/100), con una proporción de hidratos de carbono casi igual de alta. Por no hablar del hecho de que esta m... se vende casi al mismo precio que un auténtico filete picado. En resumen, el veganismo, originalmente un movimiento que debía hacernos comer más sano y más barato, ha sido secuestrado por los industriales para hacernos comer aún menos bien a menor precio. No me malinterpreten, aunque me encanta la carne, no critico este modo de vida. Cada uno come lo que quiere. Lo que señalo es cómo el capitalismo consigue convertir un riesgo en una oportunidad y cómo la mayoría de nosotros, meros consumidores, caemos en la trampa.
En la misma línea, hace poco vi un reportaje en televisión que decía que las ventas de botellas de agua se estaban disparando. Los fabricantes se han subido a la ola del "residuo cero" y han empezado a producir envases de todas las formas, materiales y colores imaginables, con diseños para todos los gustos. Esta tendencia ha sido adoptada por los famosos, que presumen de "sus" botellas de agua, convirtiéndolas en una declaración de moda a su pesar. Así que sí, por supuesto, es mejor llenar la botella de agua con agua del grifo y reutilizarla durante muchísimos años que comprar botellas de PET. Dicho esto, dado el cariz que están tomando los acontecimientos, me inclino a pensar que en este caso es peor el remedio que la enfermedad. Todo hace pensar que estas botellas, de plástico duro o incluso de metal, acabarán en la basura dentro de unos meses, cuando sus colores y dibujos se hayan desteñido o simplemente hayan pasado de moda. Para entonces, ya veo a los niños en las estanterías suplicando a sus padres que les compren el último "Pokémon" o "Paw Patrol"... Así que acabamos con una situación casi idéntica a la del veganismo, con un mundo capitalista que consigue sacar nuevos beneficios de una amenaza a priori, mientras empeora aún más la situación, con el beneplácito de los consumidores. Ya estoy esperando nuevos debates dentro de unos años sobre la contaminación causada por estas calabazas, seguidos de nuevos remedios propuestos por los fabricantes y la reacción inmediata de las ovejas consumidoras.
El último ejemplo es un poco diferente, pero aún más sugerente. Hace unas noches vi un documental sobre la salud de la piel. A partir de la observación de que el jabón tenía una molesta tendencia a resecar la piel, una persona se duchó durante una semana utilizando sólo agua. Un dermatólogo examinó la piel antes y después. El veredicto fue claro: el estado de la piel mejoró notablemente, con menos sequedad, menos granos, menos rojeces y menos picores. En cuanto al olor, después de los primeros días de adaptación, no hubo ninguna diferencia. En otras palabras, el jabón (y cualquier loción o crema para hidratar la piel y evitar que se seque) puede tirarse a la basura. Vale, te preguntarás, ¿qué tiene que ver este curso de cosmética? Pues muy sencillo. Nuestros padres nos enjabonan por primera vez a las 24 horas de nacer. Justo después de Pampers, es el primer bien de consumo que se nos impone. A diferencia de Pampers, éste permanecerá con nosotros toda nuestra vida adulta (Pampers vuelve mucho más tarde, pero ésa es otra historia). Estamos condicionados a lavar con él, tanto que es simplemente inconcebible ver las cosas de otra manera. Si nunca ha leído mito de la cavernaLes animo a que lo hagan, porque aquí, a través de este minúsculo ejemplo, se baña toda la humanidad. Qué ventaja para Procter & Gamble o Unilever. Imagina que todos nos liberáramos de esta pequeña cadena de la noche a la mañana. Podría ocurrir con un simple chasquido de dedos, un pequeño tuit que se hiciera viral, y ya nadie se enjabonara. No me quiero imaginar cómo estarían los directivos de estas dos empresas. Desde luego, ¡no se pagarían dividendos al año siguiente!
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Buena observación. Sí, los vendedores y las empresas existen para tener clientes y venderles cosas o servicios, sean los que sean, con el fin de obtener beneficios. Adaptan sus ofertas a lo que los clientes quieren o podrían querer, para bien o para mal. No tengo nada en contra de este modelo, aunque a veces pueda dar lugar a situaciones divertidas, absurdas, estúpidas y molestas. Pero, ¿quién es responsable de estas situaciones? En mi opinión, es el consumidor, bien porque sus prioridades están en otra parte, bien porque no le importa, bien porque es perezoso, bien porque es ignorante, bien porque carece de inteligencia. Pero es cierto que los parámetros a tener en cuenta son numerosos y a veces contradictorios. Al final, en la mayoría de los casos sigue siendo el consumidor quien tiene la opción de comprar o no un producto o servicio, o de preferir un producto o servicio a otro.
Atención: no pretendo dar lecciones. Aunque intente pensar antes de comprar, no soy ejemplar, ni mucho menos. ¿Quién puede pretender ser ejemplar en nuestra sociedad, llevando una vida "normal"? Nadie. Todos lo somos, más o menos, pero nunca totalmente.
Un ejemplo de moda. Hoy en día, bajo la presión de normas cada vez más estrictas destinadas a reducir la contaminación atmosférica y luchar contra el calentamiento global (objetivos loables, por cierto), los fabricantes de automóviles producen o se preparan para producir vehículos eléctricos. Pero, ¿son la panacea? Probablemente no, aunque tengan ciertas ventajas. No contaminan cuando circulan, pero ¿cómo se produce la electricidad que los alimenta? En la actualidad, la mayor parte procede de la energía nuclear, el gas, el petróleo y el carbón, mientras que las energías renovables siguen siendo minoritarias. Y si aumenta el número de coches eléctricos, habrá que producir más electricidad. Los coches eléctricos no contaminan, pero la fábrica que produce su "combustible" generalmente sí. ¿Y cómo se construyen los coches eléctricos y sus baterías? ¿Y cómo se reciclan después el coche y sus baterías? ¿Es realmente mejor el balance energético y medioambiental de estos coches? No estoy seguro. Así que hay que templar la buena conciencia a la hora de comprar un coche eléctrico (¡que no es malo en sí mismo, pero no deberían vendérnoslo como LA solución que sólo tiene ventajas!)
¿Y los coches de hidrógeno? La producción de hidrógeno requiere mucha energía.
Y así sucesivamente.
En efecto, el coche eléctrico es otro ejemplo flagrante de cómo el capitalismo consigue convertir un riesgo en una oportunidad, con la bendición de la ignorancia del consumidor. El vehículo eléctrico es ciertamente menos nocivo en términos de emisiones de carbono, pero genera otros contaminantes importantes, sobre todo a causa de las baterías. El hecho de que la demanda de coches eléctricos se dispare se debe sin duda en parte a la nueva conciencia pseudoecológica de ciertos consumidores, pero sobre todo se debe a que la industria automovilística disponía de los medios para hacerlo, y vio en ello una tremenda oportunidad para renovar por completo el parque automovilístico mundial en las próximas décadas. En otras palabras, un nuevo mercado. Por no hablar del hecho de que cuentan con la ayuda de los gobiernos occidentales, que ven en ello una forma muy eficaz de liberarse de su dependencia de Oriente Medio, bajo el pretexto de la ecología. En resumen, todo el mundo parece salir ganando... al menos en apariencia.
Estoy de acuerdo contigo cuando dices que los consumidores son en gran parte responsables de todo este circo. El consumidor es estúpido por definición, da la imagen de un ser totalmente pasivo, empapado de marketing y haciendo que su cartera (y su crédito) se estrellen para satisfacer todos sus deseos. Y la situación ha empeorado aún más desde la llegada de Internet. Mientras que esta red social fue inventada por el CERN para conectar en red los cerebros de las personas, FB e IG se utilizan ahora principalmente para conectar en tiempo real las gilipolleces humanas. ¡Y lo hacen realmente bien!
1- "Me tiro a la basura buscando el objeto" jaja ¡qué juego de palabras tan increíble! Me encanta leerte porque, además de sabio, eres humorista. Aunque creo que hay que tener cuidado de no meter a todos los veganos en el mismo saco que tu amigo. Creo que hay una manera de ser vegano y tener una alta fuente de proteínas sin comer porquerías... Aunque estoy de acuerdo en que todo lo que sea Beyond Meat / Impossible Foods está demostrado que no es saludable y, encima de ser muy caro, es medianamente bueno. ¡Ni de coña invierto en Beyond Meat en bolsa!
2- Me recuerda a los patinetes eléctricos que acaban en el Sena en París. Supuestamente buenos para la conciencia medioambiental, pero a la larga un increíble desastre ecológico, causado en su mayor parte por la poca inteligencia de la sociedad colectiva.
3- Había visto este artículo. No cuestiono sus resultados para una persona sedentaria, ¡pero está claro que los probadores no hacían nada de deporte! No me imagino no usar jabón después de sudar como un cerdo y apestar como un cerdo... ¡Creo que mi novia también está de acuerdo conmigo jaja!
1) Estoy de acuerdo en que hay que diferenciar entre veganos "de nacimiento" y veganos "condicionados" (la mayoría). Los primeros viven su vida de acuerdo con sus convicciones, mientras que los segundos son víctimas inconscientes del marketing, la moda e Internet, sobre todo de los "influencers" (me encanta ese término...). Con las redes sociales actuales y el efecto de grupo que engendran, se ha vuelto casi imposible saber qué es marketing y qué es información.
2) ¡Un muy buen ejemplo! Con el mismo sinsentido, también está el plan de desguace, que te anima a cambiar tu coche viejo por uno nuevo, con el pretexto de ser respetuoso con el medio ambiente. Paradójico. Y bien organizado por el lobby automovilístico.
3) Así que el tipo era un deportista parece. Pero hice la prueba, ya que soy un gran fan de los deportes a mí mismo, y tengo que decir, sobre todo este verano, no era 100% eficaz. Así que hice un compromiso: jabón de Marsella en lugares estratégicos después del deporte, el resto del tiempo con agua. Y es perfecto. Sano, económico y ecológico.