Diario de un futuro rentista (57)

Esta publicación es la parte 56 de 86 de la serie. Diario de un futuro pensionado.

Me di cuenta de que cuanto más envejecemos, menos toleramos ciertos problemas profesionales. Lo que me hizo sonreír en ese momento ahora tiende a minar mi moral. Llevo casi veinte años viviendo en este sistema en el que cada vez encuentro menos sentido. ¿Realmente he encontrado uno hasta ahora...?

Si vuelvo a ver mi yo más joven, todavía tengo vagos recuerdos de una persona que a veces se divertía en el lugar de trabajo. Quizás esto sea sólo una visión idealizada, dicen que con el tiempo sólo perduran los buenos recuerdos. Pero también creo, sobre todo, que fui mucho más tolerante con las diversas peticiones que me llegaron. El problema es que a la larga, todas estas exigencias, poco a poco, día tras día, durante años, te devoran hasta la médula.

La sociedad es muy buena para monopolizar tu tiempo y energía. Cuanto mejor seas en lo que haces, más probabilidades habrá de que ella explote tus recursos para su propio beneficio. Son los empleados motivados, inteligentes y trabajadores los que terminan agotándose, porque son a ellos a quienes siempre recurrimos cuando se trata de resolver problemas. Por el contrario, los gilipollas, los quejosos y los charlatanes son como parásitos que obtienen su energía de las hormigas obreras.

Ya he tenido cinco empleadores diferentes y cada vez me fui precisamente porque tenía la sensación de ser explotado en detrimento de otros que eran reyes. Ciertamente asumí cierta responsabilidad en cada una de estas situaciones, pero por otra parte es difícil no hacerlo cuando a uno le gusta el trabajo bien hecho. El problema de las empresas es que fomentan la pereza social desde el momento en que se reparten las tareas entre más de una persona, así en todos los casos. Para las mentes independientes esto es tolerable por un tiempo, pero con el tiempo se vuelve cada vez más difícil de soportar.

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2 comentarios en “Journal d’un futur rentier (57)”

  1. Felipe de Habsburgo

    Entonces, la gran pregunta es: ¿es mejor ser un empleado inteligente/competente cuando está agotado o un bocazas que se masturba todo el día con la máxima energía?

    En mi situación tengo bastante suerte en este punto, no tengo mucho de qué quejarme. Estoy en un equipo que se desempeña bastante bien. (Espero tener una buena perspectiva de la realidad y que no sea yo a quien le llamen pendejo jaja!) Por otro lado, ¡conozco a más de una persona que está en la misma situación que tú!

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