Hoy siento que estoy saliendo de una resaca clásica. Aquí hablo de los que dejan huellas. Los que hacen que nunca más seamos los mismos. Ahora estoy viviendo un sueño despierto. O mejor dicho, me despierto de una larga pesadilla. Es como si hubiera estado en coma durante 20 años y estuviera resucitando.
20 años de trabajo. Y 20 años de apagón. Un hilo apenas perceptible conecta al yo de hoy con el loco post-adolescente de la época. La conexión sigue ahí. Todo sigue ahí. Detrás de mí solo hay un agujero oscuro, un lapso en el tiempo, aquel en el que caí cuando recibí mi primer salario.
Grieta. Todo está dicho. Primer salario. Primero carrera de ratas. Y fin del descuido. Pero hoy, 240 sueldos después, todo vuelve a estar claro. Vuelvo a ver todos mis sueños, con los mismos ojos que antes. Casi puedo tocarlos incluso ahora.
Lo que no nos mata nos hace más fuertes. Esta máxima nunca ha sonado tan cierta. Durante muchos años renuncié a muchas plumas en el trabajo, a veces comía mal, muchas veces dormía mal, llevaba grandes cargas sobre mis hombros, todo sin prestar mucha atención a lo que decía mi cuerpo. Muchas veces estuve al límite de lo que él podía soportar. Con demasiada frecuencia. Y 3 o 4 veces estuvo a punto de darse por vencido.
Pero todo esto se acabó. No es que ya no trabaje. Esto es para (un poco) más tarde. Se acabó porque el chico malo de antaño ha vuelto. Ha recuperado la posesión de la máquina y tiene intención de volver a montarla para poder disfrutarla durante muchos años más.
En camino a la alegría.
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Hola Jerónimo,
¿Qué hizo que el “niño de entonces” tomara el control, por qué hoy y qué cambiará esto hasta que sea financieramente independiente?
Ha sido un proceso lento que comenzó hace unos 2 años. Se sucedieron varios acontecimientos personales importantes y desagradables. Me llevaron a cuestionar muchos puntos de mi forma de entender el mundo. Esto no cambia en absoluto mi búsqueda de independencia financiera, sino todo lo contrario. Esta es la única forma correcta en lo que a mí respecta. Volveré pronto con una nueva serie de artículos dedicados a la carrera de ratas que van en esta dirección y que arrojarán luz sobre el tema. El camino hacia la independencia financiera no se trata sólo de dinero o de generar ingresos, sino que va mucho más allá. Es una filosofía de vida.
Gran visión de tu trayectoria, me hubiera gustado saber más sobre el tipo de desafíos que has tenido que superar en los últimos años, pero si es demasiado personal, entiendo y respeto tu discreción.
Lo que me entristece cuando se habla de los últimos 20 años es que tengo la impresión de que el mundo profesional es para ustedes sólo una prisión, un entorno nocivo y castrador o, en el mejor de los casos, una dura prueba centenaria que pasar y olvidar rápidamente.
Personalmente, estoy muy feliz de alcanzar algún día la independencia financiera, pero aun así trato de aprovechar al máximo estos años de trabajo y poner en perspectiva o incluso reírme de las preocupaciones o conflictos que encuentro allí. Nada es blanco o negro en la vida y la travesía del desierto puede ser magnífica si intentamos disfrutar del camino en lugar de apretar las nalgas pensando sólo en el retiro que nos hará libres. Me niego a ser prisionero, soy libre de tomar mis decisiones y asumir la responsabilidad de ellas.
Y el camino es mucho más hermoso cuando dulces dividendos caen del cielo con regularidad. ¡Ni siquiera necesitas un paraguas!
Te deseo un buen viaje y que disfrutes el viaje.
Estamos perfectamente en línea. Es el viaje en sí lo que vale la pena. La "jubilación" en sí misma no es más que un paso, pero no una meta en sí misma.
Os lo aseguro, no todo era oscuro y todavía no lo es hoy. Tengo buenos compañeros e incluso hay ciertos aspectos de mi trabajo que me gustan.
Sin embargo, todo es cuestión de cantidad y equilibrio. Considero que mi trabajo siempre ha invadido demasiado mi vida privada. Dedico horas imposibles, lo que significa que ya no tengo el tiempo o incluso a veces las ganas de hacer lo que amo, con las personas que amo. Las cosas están mejor ahora que antes gracias a la independencia financiera parcialmente lograda, pero todavía no es suficiente para mi gusto. Y cuando empezamos a saborear la libertad, queremos más.