Consultar periódicamente las cotizaciones bursátiles pretende ser una forma de masoquismo para el inversor bursátil a largo plazo, como muy bien explica el autor Nassim Nicholas Taleb en su libro. Engañado por la aleatoriedad (Engañado por casualidad). En su libro, da el poderoso ejemplo del inversor que ve cómo su rendimiento anual supera en 15% el rendimiento de las inversiones seguras a tipo fijo, con una tasa de error de 10% por año. Esta tasa de error corresponde a la volatilidad anual de su cartera de acciones. Según el autor, y basándose en las leyes de la estadística, esto significa que existe una probabilidad de 93%, para este inversor, de ganar dinero en cualquier año. Así que este es un escenario extremadamente optimista o, en otras palabras, un excelente inversor, de hecho.
Si te digo que tienes 93% de posibilidades de ganar dinero en bolsa cada año, tenderás a responderme: “¡Guau! Estoy empezando”.
Sin embargo, lo que significan los mismos datos, cuando se desglosan por minuto, es que sus posibilidades de ganar dinero en el mercado de valores aumentan exactamente a 50,17%. Es prácticamente lo mismo si haces los cálculos por segundo, cuando tus posibilidades de ganar dinero rondan los 50.02%.
Conclusión, si este inversor mira su cartera en tiempo real, experimentará un shock negativo cada dos veces y seguramente tendrá esta respuesta: ¡Maldita sea, mi billetera está caída!
De hecho, según Taleb, si el inversor mira su cartera cada minuto, 8 horas al día, experimentará exactamente 240,8 minutos agradables (en los que gana dinero) y 239,2 minutos desagradables (en los que pierde dinero).
Hay que tener en cuenta que se trata de un inversor de éxito, cuyos rendimientos superan en 15% los de las inversiones seguras a tipo fijo y que, a pesar de ello, 1 de cada 2 se enfrenta a una experiencia desagradable al consultar las cotizaciones bursátiles. De hecho, es más que eso porque la felicidad asociada con ver la propia cartera apreciarse no es inversamente proporcional a la infelicidad que se siente cuando la propia cartera se deprecia.
Según los descubrimientos en neuroeconomía del Dr. Richard L. Peterson, los seres humanos sienten más dolor ante una pérdida que placer ante una ganancia, incluso si ambos son del mismo nivel. Según el Dr. Peterson, una pérdida tiene el doble de impacto que una ganancia para el inversor en bolsa.
Nuestro talentoso inversor, ilustrado en nuestro ejemplo, desperdicia sistemáticamente su vida; en mi opinión, este es un buen ejemplo de masoquismo.
¿Entiendes ahora por qué cuanto más consultes las cotizaciones bursátiles, mayores serán tus posibilidades de llegar algún día a odiar profundamente el mercado de valores?
Martin Raymond, para el blog investiga-a-la-bourse.com
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Ya había oído hablar de Nassim Nicholas Taleb, voy a conocer un poco más sobre su libro, ¡gracias!
Miguel
¡Bienvenida querida!
Martín