Un nuevo año casi está llegando a su fin. Esto me hace pensar que pronto celebraré mi 15º aniversario como inversor. Todavía me veo abriendo mi cuenta con mi primer corredor en línea, muy emocionado. Fue la gran revolución en ese momento, no sólo para mí, sino para todos los inversores individuales que querían entrar en el mercado de valores sin pasar por su banquero tradicional.
Definitivamente algo mágico estaba sucediendo entonces. Nos conectamos con un módem analógico de 56k en su línea telefónica. Este estaba emitiendo pequeños sonidos característicos que sólo los nacidos en el siglo XX pueden saber. Por un momento sentimos que estábamos ocupando el lugar de Matthew Broderick en War Games. Después de unos segundos de espera, estábamos conectados, si todo iba bien, lo cual no era nada obvio.
Entonces llegó el fatídico momento en el que, con los ojos llenos de esperanza, abrimos la aplicación Netscape, el primer navegador de Internet comercial para el gran público. Sí, la Web ya existía antes que Internet Explorer... Entonces nos conectamos a Webcrawler, el buscador de la época. Google tampoco existía... Increíble pensar que hace apenas una generación ya navegábamos por la red, pero sin Internet Explorer y sin Google... ¿Qué será dentro de unos veinte años? ¿Seguirán existiendo los gigantes actuales o sufrirán la misma suerte que Netscape o Webcrawler?
Al final nada ha cambiado tanto. La web es ciertamente más fácil de usar, pero también hay muchas más tonterías, información falsa y estafadores de todo tipo. Nuestras motos son más rápidas, pero las aplicaciones también son más exigentes y al final siempre hacemos lo mismo: nos conectamos a un navegador, pasamos por un buscador e intentamos encontrar la información que necesitamos. Los nombres de los proveedores de servicios han cambiado, algunos brokers han desaparecido y sobre todo, sobre todo… ESPECIALMENTE: ¡Las acciones son tan caras como entonces!
En este mundo que se mueve a 100 km/h, si nos tomamos el tiempo de detenernos un poco, nos damos cuenta de que al final, después de múltiples desvíos, nos hemos quedado quietos. No hemos inventado nada realmente nuevo. Se han derrumbado torres, los principales actores del mercado han quebrado, los estados han quebrado, los políticos han tenido muchos problemas y volvemos al punto de partida. Algunos incluso fueron directamente a prisión, para hacer una analogía con el juego de azar más famoso.
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En efecto, el mundo es una rueda que gira con unas horas para embarcar y otras para desembarcar. Vaya, eso en realidad se parece mucho a cómo funciona el mercado de valores... :)
Martín