Cuando queremos invertir en acciones, naturalmente nos hacemos la pregunta del mejor apoyo a la inversión: ¿Debería optar por una cuenta de valores? O prefiera la PEA (nota del editor, para lectores suizos: GUISANTE o “plan de ahorro en acciones”, ¿es una cuenta de valores para residentes franceses que ofrece ventajas fiscales)? Ambos tienen ventajas y desventajas que conviene estudiar detenidamente antes de determinar cuál de estos dos soportes se adapta mejor a su situación...
PEA: más restrictiva que una cuenta de valores…
Su principal desventaja su falta de flexibilidad :
- sólo un PEA por persona y un máximo de 2 por hogar fiscal
- un límite de pago limitado a 150.000€ (excluidos dividendos y plusvalías de valores mantenidos en cartera)
- la cartera de inversiones no puede contener solo títulos europeos
- la más mínima retirada de capital antes de 8 años de tenencia cerrar inmediatamente la cuenta. Más allá de los 8 años, la cuenta no se cierra, pero si realiza un retiro, los pagos ya no están autorizados a partir de entonces.
Aquí no se permiten las ventas en corto y no es posible beneficiarse del apalancamiento de sus inversiones.
Por otra parte, la cuenta de valores permite una gran libertad de gestión de la cartera, en particular:
- sin techo pago
- el dinero sigue disponible en cualquier momento
- sin limitación geográfica sobre los valores mantenidos en la cartera
Por tanto, a primera vista puede parecer más ventajoso abrir una cuenta de valores para evitar demasiadas limitaciones. Sin embargo, esta no es necesariamente la mejor solución…
Cuenta de valores: menos ventajas fiscales
Si la PEA está sujeta a fuertes restricciones, tiene una ventaja significativa en comparación con la flexibilidad de la cuenta de valores: la tributación.
El titular de una cuenta de valores está obligado a pagar impuestos sobre todas las ganancias obtenidas (dividendos o ganancias de capital), además de las contribuciones a la seguridad social (15,5 %) que se deducen en la fuente.
La PEA, por su parte, es una dotación fiscal muy ventajosa, ya que los beneficios obtenidos no están sujetos a impuestos (excluidas las cotizaciones a la seguridad social), siempre que no se retiren antes de al menos 5 años de tenencia.
Por lo tanto, esto convierte al PEA en un apoyo especialmente adecuado para inversiones a largo plazo.
¿Realmente tenemos que elegir entre estos dos soportes?
Finalmente, comprendemos rápidamente que la PEA y la cuenta de valores no son dos vehículos de inversión opuestos, sino complementarios: cuando uno ofrece una gran libertad en la gestión de carteras, el otro proporciona una fiscalidad muy competitiva. Por tanto, elegir entre los dos no es una obligación.
Sin embargo, si aún no tienes uno u otro, comenzar con el PEA puede ser una buena idea para obtener todas las ventajas fiscales lo más rápido posible.
Posteriormente, podrá abrir una cuenta de valores para aprovechar todas las oportunidades presentes en los mercados financieros globales.
Por último, para los inversores principiantes, las limitaciones de gestión vinculadas a la PEA se convierten en última instancia en ventajas: las ventas en corto o el apalancamiento pueden convertirse rápidamente en una pesadilla para aquellos que aún no dominan completamente la dinámica de los mercados bursátiles.
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