Muchos inversores principiantes se preguntan por qué perder el tiempo comprando una acción que ofrece rendimientos de 2% - 4%, cuando otras empresas ofrecen mucho más. Lo que no entienden es que el rendimiento del coste de la inversión inicial es mucho mayor que el rendimiento actual. Si los mercados realmente creen que el desempeño de la empresa puede mejorar con el tiempo, compran y, por tanto, suben el precio. Esto conduce a ganancias de capital, lo que aumenta aún más la riqueza del inversor en dividendos que espera que el precio de una empresa que aumenta periódicamente sus distribuciones aumente en una proporción similar. Por tanto, los rendimientos permanecerían constantes a largo plazo.
Si los inversores no esperan que el crecimiento de los dividendos de la empresa sea sostenible, dejarán que el precio se estanque o baje durante un largo período de tiempo. Pfizer (PFE), por ejemplo, aumentó con éxito sus dividendos mientras el precio de sus acciones bajaba o se mantenía estable. La compañía contó con un récord de 41 aumentos de dividendos anuales consecutivos. El gigante farmacéutico redujo su dividendo en 2009, poniendo fin a esta buena racha, cuando el rendimiento ascendió a 10%. Por lo tanto, los inversores no sólo han sufrido una reducción de los ingresos por dividendos, sino también pérdidas de capital durante la última década.
Una situación similar ocurrió con electricidad general (GE), que también experimentó una larga serie de aumentos de dividendos, hasta que también redujo sus distribuciones en febrero de 2009. La empresa tuvo una década difícil, cayendo del puesto 60 al 6 antes de volver a subir al 16. Al mismo tiempo, el rendimiento actual de la empresa aumentó varias veces hasta más de 10%, hasta que la empresa reducir sus distribuciones más de 60%.
Procter & Gamble (PG) en los años 1970 nos cuenta una historia completamente diferente. La empresa ya se había consolidado como un fuerte pagador de dividendos crecientes., mientras que el precio de las acciones parecía interesado en la mejora general de las finanzas de la empresa.
En conclusión, tuUna caída del precio, que da lugar a un aumento del rendimiento, no siempre es señal de un buen punto de entrada, del mismo modo que un aumento del precio y, por tanto, una caída del rendimiento, no es intrínsecamente malo. Para hacernos una idea más precisa, hay que tener en cuenta la capacidad de la empresa para generar beneficios suficientes a largo plazo para seguir asegurando el pago de su dividendo.
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