Invertir con sencillez: por qué complejidad no es sinónimo de rendimiento
La experiencia de las tortugas de Wall Street demuestra que no hace falta un coeficiente intelectual excepcional ni herramientas sofisticadas para triunfar en bolsa. La sencillez y el sentido común suelen ser más eficaces que los complejos conceptos y la jerga técnica de los banqueros, que sirven sobre todo para justificar sus elevadas comisiones.
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