Primero comenzaremos analizando el enfoque utilizado por Harry Browne, inventor de la famosa Cartera Permanente, antes de examinar otras estrategias. Su idea es que en cada tipo de ciclo económico hay un tipo de activo que logra tener un buen desempeño.
La Cartera Permanente es un poco como para la Bolsa lo que el neumático de 4 estaciones para el coche. Le permite obtener ganancias en prácticamente cualquier situación, lo que prácticamente significa rentabilidad absoluta y baja volatilidad.
Según H. Browne, cada temporada económica tiene sus “medios de supervivencia”:
- crecimiento: poseer acciones
- la recesión: efectivo propio
- inflación: poseer metales preciosos
- deflación: poseer bonos
Browne recomienda colocar 1/4 de los activos en cada uno de estos activos y reequilibrar cuando una categoría supere los 35% o caiga por debajo de los 15%. O incluso más sencillo: reequilibrar una vez al año. ¡Y eso es todo!
La Cartera Permanente ha demostrado su eficacia ya que en 40 años sólo ha experimentado 4 años negativos. Francamente, para un enfoque tan simple y económico, es una hazaña.
De hacerlo, obtendríamos una rentabilidad cercana a los 10%, prácticamente la de las acciones, con una desviación estándar relativa de sólo 7,5%, o más de la mitad respecto al mercado. Sin embargo, otros backtests dan rendimientos más bajos, que van desde 5 a 8%, lo que todavía no es tan malo dada la baja volatilidad y los pocos años negativos.
Para implementar esta estrategia, se pueden atenerse estrictamente a los principios de la Cartera Permanente. Esta es sin duda la forma más sencilla y “perezosa” de ponerlo en práctica. Las reglas son claras: 25% en acciones, 25% en oro, 25% en bonos a largo plazo y 25% en efectivo (o en bonos a muy corto plazo).
Esta asignación es permanente, como indica el nombre de la cartera. Sólo hay que reequilibrar las posiciones una vez al año para que cada tipo de activo mantenga la misma proporción. Lo más sencillo es limitarte a 4 ETF, 1 por tipo de activo, y listo. ¡Esta es una gestión ultrapasiva! Más adelante veremos qué ETF pueden hacer el trabajo y cuáles pueden ser los límites del sistema.
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