No puedo permitírmelo... ¿en serio?

A menudo escucho cosas como: "No puedo permitírmelo, es demasiado caro, estoy arruinado, ya no puedo pagar mis cuentas, necesito dinero, es demasiado caro, ya no puedo arreglármelas... etc. ". Sin embargo, nunca hemos vivido en una sociedad tan opulenta y nunca ha habido tanta gente en la pobreza.

Estos pobres diablos luchan por llegar a fin de mes, apretarse el cinturón y tener que contar cada artículo que ponen en su carrito de compras. ¿Cómo es posible que un trabajador pueda llegar a este punto? ¿Por qué agotarse en el trabajo si ni siquiera puedes vivir de ello? Sin mencionar que algunos incluso tienen que realizar actividades adicionales para asegurarse de pagar todas sus facturas, lo que significa que trabajan hasta la muerte. Literal y figuradamente.

Por supuesto, los empresarios tienen una parte importante de responsabilidad en este problema. Llevan décadas limitando los salarios de sus empleados para aumentar sus beneficios. Al mismo tiempo, paradójicamente, desarrollan productos y los comercializan con gran marketing para venderlos al público en general, la misma gente que hace años que no tienen un aumento salarial.

El problema está ahí. Despertamos el deseo, incluso creamos la necesidad, pero ya no queremos proporcionar los medios. Como el dinero hay que sacarlo de alguna parte, los consumidores acumulan trabajos ocasionales, trabajan horas extras, se endeudan y, en resumen, las multinacionales los chupan hasta dejarlos secos. Este es el Carrera de ratas.

Dicho esto, también es un poco fácil criticar sistemáticamente a las empresas. Los trabajadores-consumidores también tienen una gran parte de responsabilidad en este problema.

Al actuar como estúpidos, al consumir sin pensar, al querer sistemáticamente lo último en moda, se meten en problemas. Muy a menudo son las mismas personas que luchan por sobrevivir el mes las que viajan en un deportivo Audi nuevo alquilado, las mismas personas que desfilan con el último modelo de iPhone, las mismas personas que solo visten ropa de diseñador y/o que viven en casas demasiado grandes o lujosas en comparación con sus posibilidades.

Por este tipo de personas no tengo compasión. Ellos son la causa de sus tormentos. Quieren vivir como los ricos, pero al hacerlo crean su propia pobreza. Nunca te haces rico usando crédito o acumulando trabajos secundarios para pagar tus cuentas.

Tienes que empezar por vivir dentro de tus posibilidades, ahorrando parte de tu salario e invirtiéndolo inteligentemente. Después seremos libres de comprar lo que queramos, cuando queramos. La paradoja es que al hacer esto, nos alejamos gradualmente de las trivialidades de la sociedad de consumo y que incluso cuando empezamos a sentirnos cómodos financieramente, ya no nos lanzamos imprudentemente a todo lo que pasa ante nuestros ojos.