No se puede negar que vivimos en una época especial. Si estuviéramos en 1999, algunos ya habrían planteado el espectro del fin del mundo. Estallan guerras por todos lados, locos disparan contra cualquiera en casi todas partes e incluso hay drones sobrevolando París. La psicosis aumenta y todos se vuelven paranoicos. Todo esto me recuerda curiosamente la atmósfera pesada que prevaleció después de los ataques del 11 de septiembre y los episodios de ántrax que siguieron.
Es pesado. No puedes pasar un día sin enterarte de que se ha cometido una atrocidad no sé dónde. La humanidad es verdaderamente lamentable en este momento. Homo homini lupus est. Y no hay un lado que sea mejor que el otro en este pequeño juego morboso. Estrictamente hablando, simplemente menos peor. Y otra vez.
nosotros, los pobres incógnita Y Y, realmente no tenemos culo, si se me permite el juego de palabras desagradable. No sólo nos perdimos los treinta años gloriosos, sino que sobre todo llegamos a la vida laboral cuando todo empezaba a ir mal. Desde finales de los años 90, ¿qué hemos tenido para comer aparte de guerras, atentados, grandes crisis políticas y económicas y desplomes bursátiles? Ni siquiera la evolución tecnológica parece querer llevar a la Humanidad en la dirección correcta.
Pues me dirás que a pesar de todo esto el mercado nunca ha estado tan alto. Sí, es lo único que sigue en pie, es verdad. ¿Pero por cuánto tiempo más...? Mientras tanto, haz el amor, no la guerra... sinceramente, es más interesante.
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