La Rat Race, como su nombre indica, se refiere a la carrera de ratones de laboratorio en laberintos en busca de queso. También es similar al de los hámsteres en las ruedas que giran dentro de su jaula. Muchos han utilizado esta imagen para aplicarla al mundo laboral, donde las ratas de laboratorio simplemente son reemplazadas por empleados que realizan trabajos aburridos y/o estresantes. El concepto puede incluso aplicarse más ampliamente a nuestro modo de vida occidental, alabando la carrera por el consumo.
Las causas de esta carrera frenética e inútil deben buscarse ante todo en el propio sistema capitalista. Para crear riqueza hay que producir y sobre todo vender. Para vender hay que crear una necesidad, aunque ésta no tenga legitimidad. Para satisfacer esta necesidad creada, necesitamos riqueza, por lo tanto producir mientras trabajamos, pero también brindar acceso al crédito cuando la liquidez disponible es insuficiente.
En resumen, el Hombre de hoy trabaja para otras personas, para satisfacer necesidades inútiles y provocadas. También trabaja para pagar las deudas que acumuló para cubrir estas necesidades. Es una forma de esclavitud cuyo motor ya no es la coacción, sino la manipulación, a través de técnicas de marketing.
La libertad que ofrecen nuestras sociedades es ciertamente muy real, pero en última instancia también genera una limitación, la de tener que aprovecharla al máximo y, por tanto, distinguirse consumiendo signos externos de riqueza. Pocas personas te dirán que su mayor libertad es no hacer nada.
Sin embargo, trabajar para consumir no te hace más feliz. Allá curva de felicidad nos muestra que las generaciones que están más alejadas del mundo laboral son las que se sienten más realizadas.
Una de las formas de salir de esta carrera frenética es liberarnos de estas necesidades superficiales. Suena sencillo de decir, pero es mucho más difícil de aplicar. El peso de las marcas y el efecto grupo tienen una gran influencia en nuestro comportamiento.
Hemos conocido el teléfono fijo, el teléfono móvil, los smartphones... Los intercambiamos a un ritmo más ligado a efectos de moda que a verdaderas novedades tecnológicas. Del mismo modo, casi siempre utilizamos las mismas funciones en nuestro ordenador, pero necesitamos programas, sistemas operativos y ordenadores cada vez más potentes, que debemos cambiar periódicamente. Sin embargo, todos estos avances no han tenido un gran impacto positivo en nuestra calidad de vida, sino todo lo contrario.
El teléfono celular y el correo electrónico estaban destinados a ser herramientas que brindaran libertad a quienes los usaban. Hoy en día, con la frontera cada vez más estrecha entre la vida privada y la profesional, nos damos cuenta de que ha ocurrido todo lo contrario.
Recuerdo haber hablado, cuando recién terminaba mis estudios, con un conocido que era mayor que yo y que se ganaba muy bien la vida. Pensé erróneamente que estaba ahorrando mucho dinero. Me explicó que aunque la vida había sido generosa con él, los gastos habían seguido la misma tendencia y que por tanto lo que entraba por un lado salía por el otro casi instantáneamente. ¿Fue porque sus ingresos eran altos que su estilo de vida se adaptó en consecuencia o fue porque fue generoso que la vida lo recompensó a su manera? Probablemente un poco de ambas cosas. Sin embargo, a finales de mes no quedaba en sus bolsillos más que en los de un joven empleado recién graduado.
Por lo tanto, deberíamos poder permanecer al margen de estas necesidades creadas por nuestra sociedad de consumo. Salir del sistema de alguna manera. Vivir con sencillez, satisfaciendo nuestras propias necesidades fisiológicas, psicológicas y espirituales, no las creadas por otros. Para ello no es necesario vivir por encima de nuestras posibilidades, a 160 kilómetros por hora, consumir excesivamente, endeudarnos hasta el cuello y trabajar como locos.
Tenemos miedo de escapar de esta carrera de ratas, porque nuestra vida hoy es así. Pero lo único que corremos el riesgo es ser más felices.
Descubre más desde dividendes
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
No relacionado con el artículo...
Jérôme y otros lectores, tengo mis datos en la web de Bloomberg (la más completa en mi opinión porque los tickers incluyen divisas, bonos, acciones, materias primas, etc.). ¿Cómo importo datos de Bloomberg a Excel 2007 cuando no tengo una estación Bloomberg?
Hola Yves. No sé. Para este tipo de preguntas es preferible acudir a través del foro.
Buen día,
Gracias por el artículo, muy bien escrito, comprensible y sorprendentemente cierto.
Me gusta mucho tu escritura sobre la necesidad y la creación de riqueza. Es una locura lo difícil que es transcribir un pensamiento en palabras simples.
Espero leerte.
Gracias por este comentario complementario 😉